10 inventos históricos que desaparecieron sin dejar rastro

Publicado en por majagual.net

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sten infinidad de inventos que han mejorado la tecnología y la vida cotidiana, y otros que han quedado como un simple recuerdo, aunque en su momento fueron la base para crear artículos que el día de hoy disfrutamos.

El sitio electrónico Toptenz.com hizo una selección de los inventos que han desaparecido con el paso del tiempo, y sin dejar rastro.

Violines Stradivarius. Fueron creados en entre 1717 y 1741 por la familia italiana Stradivari. Se construyeron alrededor de mil 500 violines, pero hoy en día queda únicamente 600 ejemplares. Su gran fidelidad en el sonido hicieron que estos violines se hicieran muy famosos.

Nadie sabe cómo se constuyen estos instrumentos; el patriarca de la familia, Antonio Stradivari y sus hijos, Omobono y Francesco eran los únicos que sabían fabricarlos. Algunos investigadores han hecho infinidad de estudios para saber cómo se construían, pero hasta la fecha no se ha podido hacer una réplica de uno de estos violines.

Nepente. Este remedio natural fue un pilar en la medicina griega. Servía para aliviar heridas y quitar el dolor, pero también era conocida como "la droga del olvido". Hay quienes afirman que  jamás existió, y algunos historiadores sostienen que el nepente es opio, pero no hay ningún dato concreto. 

  

El mecanismo de Anticitera. Este artefacto arqueológico, que data del siglo I A.C es todo un misterio. El mecanismo consta de más de 30 engranajes que podían ser manipulados para trazar posiciones astronómicas del sol, la luna y otros planetas. Su propósito original no se conoce totalmente, pero algunos afirman que es un reloj primitivo que podía calcular las fases lunares y años solares, lo que ha llevado a algunos a referirse a él como el primer ejemplo de un equipo "analógico".


Biblioteca de Alejandria. 
 En esta extensa biblioteca se encontraba un sinfín de pergaminos, se estima que eran alrededor de un millón. En este recinto estaba toda la información conocida en esa época, por tal motivo el conocimiento guardado era enorme; sin embargo, un incendio acabó con todo sin dejar rastro. Esta pérdida sigue siendo un golpe duro para la ciencia y el conocimiento.

Acero de Damasco. Era un metal bastante fuerte que se utilizó en Medio Oriente durante el periodo de 1100 a 1700 A.C. Se asocia principalmente con las espadas y los cuchillos de la época, y eran capaces de cortar rocas y otros metales. El proceso especial para la forja del acero de Damasco parece haber desaparecido en algún momento alrededor de 1750 D.C.

Apolo, programa de tecnología espacial. En las décadas de los años 50, 60 y 70 los programas espaciales Apolo fueron utilizados por la NASA, trayendo grandes logros a la investigación espacial, con ellos se pudo llegar a la luna; sin embargo, estos programas espaciales dejaron de funcionar, y actualmente sólo quedan en el recuerdo.

Silphium. Fue una droga  a base de hierbas que los romanos utilizaban como una de las principales formas de control de natalidad. Esta sustancia estaba hecha de un fruto llamado hinojo, que sólo crecía en las costas de Libia. Su extinción vino con la desaparición de la planta. Sin embargo, dejó el antecedente de los primeros anticonceptivos.

Cemento romano. Era una mezcla muy resistente que fue usada en el siglo XVIII en todas las construcciones romanas. Esta tecnología se perdió con el avance del tiempo, y hasta el día de hoy nadie sabe cuál era la receta de este cemento.

Fuego griego. Para muchos, este fue el mejor invento de la antigüedad. Era un arma incendiaria utilizada por el Imperio Bizantino creada desde el siglo VI. Su mayor uso y difusión sería tras las primeras cruzadas, ya que era sumamente eficaz, pues podía continuar ardiendo aún después de haber caído al agua.

Este invento representaba una ventaja tecnológica y fue responsable de importantes victorias militares bizantinas. A pesar de que muchas armas son similares a esta, la tecnología se perdió al paso del tiempo.

El Telarmonio. A menudo conocido como el primer instrumento musical electrónico, fue patentado en 1897. Usaba una rueda tonal electromagnética para generar sonidos típicos del órgano y piano. El sonido que producía ofrecía hasta 7 octavas, 36 notas por octavas y frecuencias entre los 40 a 4000 hertz.

Fue construido por Thaddeus Cahill, y su desaparición se debe al alto costo para fabricarlo, razón por la que únicamente se crearon tres.

  

 

 

 


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